jueves, 14 de abril de 2011

Montmollines

Los árboles más altos
acaso los más viejos y más sabios
se mecen con los vientos en el cielo
y acarician la nieve de los montes,
de los montes más altos
y acaso los más viejos y más sabios.

Ese viento de altura
que no ha podido ser contaminado
esparce por el mundo transparencias,
frescuras, alegrías, regocijos.
Es el soplo del Padre.
que no ha podido ser contaminado.

El sol que todo baña
nieves, montes, árboles y vientos
observa desde arriba y le sonríe
al ritmo melodioso de la vida
que suena bendiciendo
nieves, montes, árboles y vientos.

Así en la distancia
entre lo que está arriba y lo de abajo
existen mensajeros que trasmiten
la grandeza acaso inalcanzable
a los que navegamos
entre lo que está arriba y lo de abajo.

Son mensajeros altos
que mecen las cabezas y sonríen
se mueven cómo árboles
son firmes como montes
alumbran con el brillo de sus ojos

En el idioma propio de los ángeles
se llaman “montmollines”.

miércoles, 6 de abril de 2011

Pensaba en ese buen samaritano

Pensaba en ese buen samaritano del texto que recurrentemente vuelve a la memoria en cada ocasión en la que vemos a alguien “al borde del camino”.
A todos nos ha pasado.
Cuando me toca ese papel, el de “auxiliador” recuerdo la parábola, me hace bien recordarla y por supuesto me hace bien ayudar.
Estamos llamados a ser “buenos samaritanos” pensé siempre.
Pero el domingo mientras reflexionábamos entre amigos este tema una idea diferente apareció.
Vieron como son las ideas que aparecen de la nada, molestan, llaman la atención, vuelven una y otra vez a la cabeza hasta que llega la necesidad de compartirlas aún a riesgo de pasar por locos.
¿Y si el sentido de la parábola fuera otro?
¿Y si estuviéramos llamados a hacer que no haya más “borde del camino”?
Sé que me van a contestar que esto no es novedad, y quiero hacer una aclaración: no supongo que mi idea sea innovadora, no es eso lo que repercutió dentro de mí.
Repito para ver si me explico mejor.
¿Y si el sentido de la repetición de la parábola fuera otro?
¿Y si estuviéramos llamados a hacer ahora que no haya más “borde del camino”?
La parábola era conocida para mí lo que es nuevo es este sentimiento que vino junto con la idea.
Sentimiento que compromete, que da energía, que cuestiona, que busca dar otra vuelta de tuerca al sentido de nuestra vida.
Sentimiento que obliga a arriesgar, que obliga a amar y a amar comunitariamente.
Sentimiento que obliga a compartir, a exponerse, a andar por el mundo así como a mí me gusta: con el corazón y el alma al descubierto.
Que nunca más nadie este solo.

martes, 5 de abril de 2011

Vamos a hacer un pacto

Vamos a hacer un pacto:
desde hoy no van a entrar, por la tarde, a la casa
los males y las penas que despierta el trabajo.
Vamos a refundar una tierra que sea
un paraíso humilde. La tierra prometida
donde un Adán morocho y una Eva deliciosa
se empeñen en matar a todas las serpientes.
Vamos a andar desnudos de dinero y de prisas.
Vamos a andar descalzos de rutinas
para que cada día sea el primero y el último.
Vamos a ver pasar el tiempo sin que importe,
a desaprovechar las oportunidades
que emborrachan las almas y las vuelven estériles.
Vamos a preocuparnos por mejorar la técnica
del beso y del abrazo.
Y vamos a mirarnos bien profundo a los ojos,
allí deben de estar seguro las respuestas.
Voy a darte la mano desde hoy y para siempre
si me decís mi nombre bajito y al oído.
Te invito a que perdamos el tren que lleva al éxito.

El motivo

¿Cómo no vamos a quererte Pedro?
si amanecemos siempre ahogando un grito,
si escuchando que canta el gallo de la noche
nuestra vida es un llanto lanzado al infinito.

Mil veces y otras mil nos han salvado
cuando, por esa duda que nos desvela el alma,
nos hundimos y hundimos con nosotros la fe,
el amor, la esperanza y la mar no se calma
hasta que llega andando la paz sobre las aguas.

¿Cómo no vamos a quererte Pedro?
si sos el referente de nuestra humanidad.
Sos lo que somos todos: el pecado, la alarma,
la desesperación, la lucha, la tiniebla
y la búsqueda de alguien que, sin haberlo visto,
conocemos un poco y sabemos que está.