Queridos veteranos, amigos combatientes,
se que cada uno viene de una historia distinta
y está bien que así sea.
Se que viejos dolores de batallas antiguas
transcurren en las venas, agarrotan las manos
y enrojecen los ojos.
Se que alguna tristeza se enhebra en nuestras almas
o quizá una traición complique nuestro paso
y nos obligue a andar trastabillando.
Se nota, alguna vez, que nos pesa en extremo
llevar vivo el recuerdo y la fragancia intacta
de nuestros propios muertos.
Se bien que cada día que pasa es un regalo,
que cada amanecer se festeja sonriendo
y cada atardecer se agradece en un rezo.
Se también que ya nada nos sorprende o asusta
porque hemos visto inmensos milagros cotidianos,
fuimos parte de algunos.
Porque se todo eso los convoco de nuevo
a que nos ajustemos la armadura brillante
y la espada pulida.
Pongámonos de pie, no importan los dolores,
no pesan los pesares cabalgando a la lucha
y no importan los años.
Sintamos como el viento que nos pega en la cara
nos quita las arrugas y los seños fruncidos
y nos pone sonrisas.
Vamos a cabalgar por victoria o por muerte
hay que cambiar el mundo y no nos queda tiempo
nuestra cruz nos espera.
Seamos luz, seamos sal nueva en este mundo, seamos pan y pez,
seamos redes de pesca, seamos manto sagrado, seamos barro en los ojos.
de los ciegos de alma.
Queridos veteranos de millones de guerras
voy a cualquier batalla con ustedes.
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